Para satisfacer la demanda del cliente, es esencial diseñar un proceso que permita obtener el resultado deseado en términos de calidad, costo y tiempo. A la hora de diseñar, hay que tener en cuenta dos aspectos principales: los recursos transformados -que incluyen materiales, información y personas- y los recursos transformadores, que son las personas y las máquinas.
Los recursos transformados son los elementos que sufren cambios durante el proceso de producción. Por poner algunos ejemplos, podemos tener materias primas que se transforman para convertirse en productos terminados, información que se procesa para generar datos útiles o personas que adquieren nuevas habilidades mediante la formación. Los recursos de transformación, por su parte, son los agentes que llevan a cabo estas transformaciones, como las máquinas que realizan el procesamiento mecánico o los trabajadores que aplican sus habilidades para completar las tareas.
Para optimizar la gestión de los recursos procesados, con especial atención al tiempo, es crucial comparar dos elementos:
Cuando el plazo de entrega requerido por el cliente es mayor que el plazo de entrega del proceso, entonces este último puede sincronizarse con la demanda del cliente. En otras palabras, esto significa que la producción sólo se activa cuando llega la demanda. En la mayoría de los casos, sin embargo, el cliente quiere el producto/servicio en menos tiempo del que se tarda en realizarlo; cuando esto ocurre tenemos dos opciones:
El proceso desacoplado consiste en actividades push -que implican el uso de sistemas como la Planeación de requerimiento de materiales (MRP)- o pull -que implican sistemas tipo kanban.
En la lógica push las necesidades de material se determinan con anticipación: los inventarios de material se generan en función de las previsiones de uso -independientemente de la capacidad de producción sucesiva - mientras que los lotes de trabajo en curso se "empujan" de un centro al siguiente.
En la lógica pull las existencias de material se reponen tras el consumo en función de la capacidad disponible de las operaciones anteriores; el dimensionamiento de las existencias de los materiales necesarios se define con anticipación y los lotes que se procesan se “jalan” desde una operación anterior.
Para crear un flujo sincronizado, como ya se ha mencionado, el plazo de entrega requerido por el cliente debe ser mayor que el plazo de entrega del proceso. Sin embargo, se trata de una condición necesaria pero no suficiente. De hecho, para poder trabajar de forma sincronizada, también es necesario que se cumplan todas las condiciones siguientes:
Cuando sólo una de estas condiciones no se cumple, debe realizarse un desacoplamiento.
Cuando introducimos el desacoplamiento y el inventario, el proceso se divide en al menos dos partes: en operaciones siguientes, se encuentra el proceso desacoplado, en operaciones previas, las actividades se sincronizan con la demanda y tienen lugar tras la llegada de un pedido.
Dependiendo de dónde se sitúe el último punto de desacoplamiento, se definen diferentes patrones de respuesta del cliente.