Cuando la motivación personal se transforma en fuerza colectiva al servicio de una misión global

Las personas que deciden formar parte del equipo de Unicef proceden de distintos itinerarios formativos y experiencias. Sin embargo, a todas les mueve un deseo común: contribuir a un cambio concreto. Una motivación inicial - fruto de las decisiones individuales - que va más allá del individuo y encuentra un nuevo sentido en el equipo.

Dentro de la organización, la motivación se convierte en lo que une a las personas. No se trata sólo de resolver problemas o alcanzar objetivos, sino de compartir un propósito más profundo. Cada acción, incluso la más pequeña, está respaldada por la concienciación de ser parte de algo más grande.

UNICEF es un ejemplo de liderazgo por objetivos porque muestra cómo la contribución personal y colectiva se basan en un objetivo común, centrándose siempre en la misión: proteger los derechos de los niños, dondequiera que estén.

El equilibrio entre el individuo, el equipo y la organización es lo que hace que su enfoque sea único y, sobre todo, eficaz. Todo un ejemplo.